El problema es que yo tenía un entretenimiento que me servía para evadirme de enfermedades y problemas, que tengo la mochila de la espalda cargada, me he crecido siempre ante las adversidades y creo que con esta también podré. Que entretenimiento? es de sobra conocido por vosotros, que me gustan los coches y tengo alguno para pasar el tiempo con ellos, limpiándolos, arrancándolos y arreglándolos cuando se ponen malitos.
Este lleva tiempo esperándome, lo engrasé bien y está tapado con un paño para que no le entre polvo, me gustaría terminarlo, ya tengo todo listo para hacerlo, ahora viene la cuestión, no puedo ir a hacerlo. No voy a hacer comentarios al respecto sobre mi opinión, vamos que me la reservo; podría decir muchas cosas pero habría disparidad de opiniones y evitemos los conflictos.
A mis coches les compro juguetes para mantenerlos jóvenes y activos, se los pondré cuando pase la pandemia, no son perecederos.
Cajas y cajas, en stop.
Después de todos esos panes realizados como entretenimiento, que a su vez han servido para comer. Tenía una consulta médica y no me la habían aplazado, entonces con cierto cosquilleo en el estómago de tener que ir desprotegidos al hospital, opté por hacer unas mascarillas, tres una para cada uno de los de casa.
Aquí están ya hilvanadas en espera de coserlas.
No teníamos la goma adecuada para ponerle a las mascarillas, pues se hace un cordón con la misma tela.
Aquí está, a falta de ponerle los cordones, es lo que hay, no había en la farmacia pues se hacen-
El hospital lo tengo relativamente cerca de casa, pero me llevó la Sra. motorizado.
Al venir de regreso ya con el apuro casi superado, pude ver que la primavera está aquí con sus margaritas y florecillas.
Que bonito es gozar de la libertad y disfrutar de la naturaleza, fue un momento pero me gustó mucho más que estar viendo la tv.
Otra actividad que he descubierto es tomar el sol cuando hace bueno, casi estoy moreno, no se me va a notar en la cara la palidez del encierro.
También cae algún aperitivo en estos ratos de terraza, no son de bar pero se le asemejan.
Esto de abajo que parece algo raro, no es así, se trata de una loncha de jamón que me hizo recordar un cuento que le oí a mi madre, posiblemente fuera cuando el racionamiento en la posguerra, le dieron a un joven un trozo de tocino entreverado tan fino que exclamó ¡Ay madre que te veo, ojala no te viera! quería decir que si fuese más grueso no la vería.
Eso me ha pasado por mi cabeza al ver la loncha.
Bueno ya han transcurrido unos cuantos días, semanas y superado el mes, pero ya falta menos, ánimo y suerte.
