Empezamos golpeando con un martillo y una varilla roscada M 12, en vista que se torcía la varilla y ni se inmutaban las barras de torsión, hemos optado por coger algo mas contundente, un martillo o porra de 4 kg, ayudados por una barra tipo cincel de grandes dimensiones.
Nos ha costado dar unos cuantos porrazos, pero como dice el refrán con “buena herramienta, bien se trabaja”.
Ha caído una buena nevada en Vitoria, así estaba la carretera al ir, al venir estaba mal, con el asfalto cubierto.
Vemos una de las barras asomando que aún no se ha inmutado con los golpes.
Aquí ya le hemos convencido que debe salir y se rinde.
Es que esto convence ¿verdad?
De todas las formas, lo habíamos intentado de buenas maneras.
También sacamos el brazo de suspensión para cambiar el soporte.
Procedimiento, aceite y golpe contundente, no hay eje que se resista.
Continuaremos. eso si, si la nieve nos deja.
