Ya estamos en mayo 2021, ha transcurrido más de un año desde el confinamiento debido al Covid-19, todo este tiempo, no hemos podido disfrutar de los coches clásicos, de los amigos y en muchos casos tampoco de la familia. En mi caso, estuve encerrado en casa como la mayoría. Llevábamos juntándonos un grupo de amigos muchos años, tantos como treinta años “o más”, en este grupo nos juntamos todos los días y hacíamos un café tertulia, a excepción de los sábados, domingos y festivos que se destinan al disfrute de la familia.
Antes he dicho hacíamos, con toda la intención, desde la llegada del virus, no nos hemos vuelto a juntar, sí, que estamos en contacto a través de un grupo de whatsapp o llamadas de teléfono pero, nos falta el calor de estar juntos alrededor de una mesa con un buen café y una buena tertulia. Espero que sea más pronto que tarde que volvamos a juntarnos, ya todos peinamos canas hace muchos años, estamos vacunados, unos con la primera dosis y los demás en espera de recibirla; deseando que bajen los contagios y podamos hacer una vida similar a la de antes.
Pues lo que me ha pasado con la tertulia, es muy similar a la que he sufrido con los coches clásicos, durante el confinamiento, no he podido ir a pesar de que están en un local en el que únicamente entramos mi hijo y yo, son así las normas, pues a acatarlas, no he podido hacer otra cosa.
Los coches son mi válvula de escape, no se puede estar con los amigos, casi no se puede salir de casa, confinamientos perimetrales, miedo al contagio. Tan grande ha sido este calvario de soledad, que me ha impedido ir a visitar a mis padres que hace años que no están con nosotros.
Qué hago con los coches, los cuido tapándolos para que no se llenen de polvo, les hincho las ruedas si alguna ha perdido aire, los arranco para que carguen las baterías, solo me falta hablar con ellos.
Siempre hay algo que hacer, no se pueden sacar a dar un paseo, pues a esperar que lleguen tiempos mejores.
Hoy nueve de mayo de 2021 se han levantado algo las restricciones, he sacado un coche para dar un paseo y comprar ese pan que a mí me gusta, ya de paso le traigo un pan para una persona que está enferma, y sé que le gusta, estas personas enfermas son las que aprecian el que se acuerden de ellas, cuando se está bien no necesitas muchas cosas, pero que cuando se está enfermo las echas en falta; hoy por ti, mañana por mí.
El paseo no ha sido muy largo, unos ochenta kilómetros, pero son suficientes para mí. Me ha acompañado la Sra. que previamente había preparado la comida para cuando llegásemos tener todo dispuesto para acompañar a ese pan que hemos comprado, y que casi no nos llega, ha habido mucha clientela y cuando hemos llegado a la panadería, únicamente quedaban cuatro hogazas un poco pasadas de calor, vamos que estaban tostaditas no, lo siguiente.
Así ha transcurrido la mañana de este domingo de mayo.
