Pues como digo yo, hay que celebrar los buenos momentos y los malos, los buenos momentos por lo bien que nos lo hacen pasar y los malos para que no vuelvan.
Una comida, un paseo en coche y a seguir viviendo, que nos quiten lo bailado.
Esta mañana sin madrugar mucho que es malo, tomamos el BMW para darnos un paseo, además de comprar pan que era el motivo o causa para salir y hacer unos kilómetros.
Compramos el pan, estaba quemando vamos recién sacado del horno, en un momento se inunda el coche de olor a ese pan de pueblo horneado con leña.
Un par de txoripanes no está mal, ya que estamos en la panadería pues vale.
Antes y después de la compra disfrutamos del paisaje, en momentos con lluvia y otros con un tímido sol.
Muy cerca de casa, en la entrada a Vitoria.
Ciudad verde, ni en pleno agosto cambia el color.
Una celebración no sería tal sin una barbacoa o una comida, hacía años que no hacía una barbacoa, además realizada como se puede apreciar con productos de la huerta. Dice un refrán que no hay mal que cien años dure. Que engordas, que sube el colesterol y qué, incluso el veneno en pequeñas dosis no te mata, te inmuniza.
Este es el punto, cuando cambia de color.
Luego un café, si te fijas bien se aprecia un chorro de orujo cae sobre el café, decía mi abuelo que eso es bueno para no roncar después de muerto.
Y de postre unos trozos de bica de la Ribera Sacra.
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